Esta pieza fue fruto de un encargo en 1994 de la asociación Jazz et Polar que organizaba conciertos y encuentros en París entre escritores de novela negra y mùsicos o artistas plásticos, en mi caso con el malogrado escritor haitiano Jean-Claude Charles.
En aquel momento yo escuchaba mayoritariamente free jazz (Albert Ayler, Ornette Coleman, Cecil Taylor o Archie Schepp) asi como bastante mùsica ruidista y estaba muy interesado en encontrar equivalencias sinestésicas entre la mùsica y la pintura. Intentaba al mismo tiempo circular por caminos distintos a los de Adorno o Boulez con sus sesudos análisis sobre las correspondencias posibles entre las dos. En realidad me interesaba casi màs comparar protocolos y procedimientos de trabajo cercanos a los del arte conceptual que resultados de composición en una superficie o traducción de tonalidades en distintos colores. En general la música de free a la que me referia se interpretaba por un cuarteto (o doble cuarteto), dando un gran protagonismo a la improvisación sobre una trama musical elástica y maleable. Asi empecé por ejemplo a relacionar espontáneamente las capas sucesivas de la pintura con los distintos instrumentos y su relaciòn conceptual con el sonido. Y entonces, en paralelo, experimentar asì distintos procedimientos : la acumulación a partir de unidades heterogéneas (como las notas atonales) ordenadas o no, la superposición material (la adición por los instrumentos tocando juntos del sonido y los harmónicos) que se encontraba en todos los elementos de la pieza, o las distintas acciones realizadas sobre la superficie de la última capa (gotas vertidas sobre la ùltima capa todavia fresca, vertido sistematizado, dispersión voluntariamente resquebrejada,….) Todo ello con el propósito de crear una lectura distinta de la formal, o que prestara atención a la composición, el color, etc,.. sin real importancia a mi parecer, focalizando sobre la importancia del proceso, un proceso que organiza estructuralmente el significado para superponerlo en capas acumuladas de sentido.
En aquel momento yo escuchaba mayoritariamente free jazz (Albert Ayler, Ornette Coleman, Cecil Taylor o Archie Schepp) asi como bastante mùsica ruidista y estaba muy interesado en encontrar equivalencias sinestésicas entre la mùsica y la pintura. Intentaba al mismo tiempo circular por caminos distintos a los de Adorno o Boulez con sus sesudos análisis sobre las correspondencias posibles entre las dos. En realidad me interesaba casi màs comparar protocolos y procedimientos de trabajo cercanos a los del arte conceptual que resultados de composición en una superficie o traducción de tonalidades en distintos colores. En general la música de free a la que me referia se interpretaba por un cuarteto (o doble cuarteto), dando un gran protagonismo a la improvisación sobre una trama musical elástica y maleable. Asi empecé por ejemplo a relacionar espontáneamente las capas sucesivas de la pintura con los distintos instrumentos y su relaciòn conceptual con el sonido. Y entonces, en paralelo, experimentar asì distintos procedimientos : la acumulación a partir de unidades heterogéneas (como las notas atonales) ordenadas o no, la superposición material (la adición por los instrumentos tocando juntos del sonido y los harmónicos) que se encontraba en todos los elementos de la pieza, o las distintas acciones realizadas sobre la superficie de la última capa (gotas vertidas sobre la ùltima capa todavia fresca, vertido sistematizado, dispersión voluntariamente resquebrejada,….) Todo ello con el propósito de crear una lectura distinta de la formal, o que prestara atención a la composición, el color, etc,.. sin real importancia a mi parecer, focalizando sobre la importancia del proceso, un proceso que organiza estructuralmente el significado para superponerlo en capas acumuladas de sentido.
Exposiciòn Abstraction-Abstractions, géométries Provisoires, musée de St Étienne, Francia, 1997, comisarios Camille Morinaud y Eric de Chassey