El movimiento ha cruzado siempre su propio trazo en alguna parte.
Per Kirkeby
Siempre me ha atraído la materialidad de la pintura, su presencia física tangible. Mas tarde, a medida que fui introduciéndome en su práctica, pude descubrir sus características, sus parámetros: El color, el médium, el gesto, la materia, la escala,… Mi trabajo discurre en el interior de estos parámetros, tratando de confrontarlos a la práctica de la pintura, a la objetivación de su “hacer”.
El trabajo se desarrolla así en el seno de distintos procedimientos, llamados “proposiciones liminares”, y su realización da origen a diferentes series. Cada serie se elabora alrededor de una proposición dada que actúa como principio generador del trabajo. La proposición establece el tipo de soporte a utilizar, la clase de objeto, el tipo de pintura a emplear y la manera de aplicarla, etc..
Estas proposiciones funcionan como elementos que enmarcan el trabajo de la pintura, su “faktura”. Son principios de objetivación de estos objetos físicos: el objeto pintura, la pared pintada(pintura mural), el cuadro. Son modalidades de interpretación para estos mismos objetos físicos de cara a la realidad ( lo real ) en la que están expuestos .
Mi intención es de representar ciertos aspectos de la pintura, en lo que respecta su materialidad como en la intencionalidad de tal acto o tal otro en su practica, en su “hacer”. Implicar al espectador en el proceso de percepción de la obra, para establecer un puente entre el dispositivo racional que lo ha generado y el objeto resultante. De reconstruir este proceso visual, incluso cuando se trata de una pintura sustraída, emparedada.
Se trata de crear un lazo entre lo visible, lo que da a ver la pintura, y lo real, de representar esta representación, de deshacer y rehacer.
Al trabajar en el interior de esta practica, ciertas cosas se revelan. Las proposiciones” no son procedimientos programáticos. Las ”cuadriculas” escogidas dan lugar a una libertad individual de interpretación. Las proposiciones están siempre confrontadas a los objetos en los que la pintura se encarna, a el azar derivado de la realidad, del proceso de secado, del esparcimiento de la pintura horizontalmente, del vertido vertical,… Son dispositivos que integran los accidentes, los saltos de sentido que se producen al realizar un enunciado, un concepto, en la materia. Estas variaciones debidas al azar son constituyentes de las potencialidades de la pintura. Así, no existe una jerarquía de procedimientos, ni de parámetros. Las pinturas emparedadas no son mas importantes o positivas ( o negativas ) que las pinturas “apiladas”, la serie de “pieles” o la serie de “vertidos”. Un color no es superior o preferible a otro. Un formato no es mas noble que otro. Simplemente el problema esta planteado diferentemente.